Los miedos y la Facilitación Online

Los Miedos y la Facilitación Online

En esta nueva normalidad, venciendo el miedo a los vivos en las redes sociales, finalmente me atreví a hacerlo, y compartí mis propios miedos en la facilitación online, incluyendo los de algunos de mis colegas con los que estamos compartiendo el Lab de Estructuras Liberadoras.

No abordamos teóricamente en esta ocasión el asunto del miedo en tanto emoción básica desde el marco de la neuropsicología, sino desde las experiencias en primera persona, a corazón abierto.

Cuando comenzó Covid-19 muchos empezamos a buscar cómo llevar nuestro trabajo presencial al formato online. Y eso nos lanzó a una búsqueda alocada por las mejores apps para hacer nuestro trabajo. En medio de esos nuevos caminos a recorrer, y un muy poco tiempo, se hicieron muy presentes en muchos de nosotros miedos que estaban dormidos, apagados o en los que debutamos de forma intempestiva: el miedo a fracasar, a equivocarnos, a ser juzgados, a lo nuevo/desconocido. La ansiedad por cambiar de hábitos y salir de la zona de confort, y hasta por la construcción de nuevos propósitos. Eso, sumado a un tictac constante para intentar no perder clientes, proyectos, oportunidades y en medio de un mar de prejuicios, paradigmas y creencias limitantes.

Todos usábamos las tecnologías para comunicarnos, la gran mayoría pasamos del mail al WhatsApp casi sin darnos cuenta (ICQ mediante ) y luego estábamos leyendo novedades en las redes sociales, viendo el diario y hasta quizás comprando online. ¿Pero facilitar? ¿Trabajar? El uso de las tecnologías para eso ya estaba ubicado en las «grandes ligas». ¿O no?

Una de las primeras cosas que me pregunté, especialmente los primeros días pre-aislamiento preventivo fue ¿Qué es lo peor que podría sucederme? Y juntando coraje realicé una lista de esos «peores» acontecimientos y me dí cuenta que lo peor era paralizarme. ¡Coraje, resiliencia y todo el mindfulness do mundo!

Si esta complejidad fuera un nuevo mar a conocer, cómo si estuviera en aguas turbulentas decidí que patalear y bracear con más fuerza, poniéndole excesiva energía, y desesperarme… no me ayudaría a avanzar. Por eso decidí que la mejor forma de nadar en estas aguas era entrar en flow, es decir fluir…. entrar en la corriente, dejarme llevar por movimientos pequeños. Entrar en flow implicaba asumir grados de dificultad importantes (no excesivos) y que me desafíen mucho sin aburrirme. Ir lento, progresivamente abrazando la complejidad y a mi ritmo.

A partir de mi propia experiencia nacen estos consejos para ir dejando el miedo atrás y lograr «domar este potro» tan necesario en estos tiempos si queremos realmente tener impacto en la facilitación:

1. Ser selectivos: Elegir en cuáles apps focalizaremos la práctica. Yo elegí las que incluyeran más cantidad de funcionalidades para no tener que usar muchas sino poquitas y bien. Mi frase en este caso: «el que mucho abarca… poco aprieta»

2. Ser constantes con la práctica: Hacer un poco cada día, todos los días. Incluso por placer el sábado. Pueden ser tus amigos tus conejillos de india los fines de semana. Aprovecha de explorar con ellos. Y el domingo como dios manda ya sabes… ¡descanso!

3. Foco+foco+foco+foco: Cuando estés practicando la herramienta apagá todas las redes sociales y no habrás páginas ni nada adicional. Dar exclusividad y concentración.

4. No relajarse: Esto significa que saber el ABC de su funcionamiento no acaba con tu misión de aprenderlas. Hay muchos dobles clics que hacer, cuanto mas investigues, pruebes, intentes mayor provecho le sacarás y no deberás utilizar otras para complementar funciones.

5. Independencia: Es importante, especialmente para quienes tengan hijos en casa, que no se vuelvan dependientes de ellos, que logren empoderarse y sentirse orgullosos de cada paso que puedan dar. Ganar horas de vuelo solos es clave.

6. Buscar madrinas, padrinos, mentores: Quizás podría parecer contradictorio pero no lo es. Un contemporáneo con quien compartir aprendizajes, que nos brinde las primeras orientaciones o construir grupos pequeños de aprendizaje y práctica generan seguridad y firmeza y donde apoyarnos si las cosas no van tan bien.

7. Paradas intermedias: Estos aprendizajes pueden buscar paradas intermedias donde el nivel de usuario simplemente nos ayude a operar las sesiones y luego ir ganando energía para profundizar. Buscá esa oportunidad que sin dudas baja mucho la ansiedad y la autoexigencia, y recordá: «una milla comienza con un paso».

8. Conectar con el propósito de ese aprendizaje: Entender por qué o para qué estamos aprendiendo estas nuevas tecnologías es clave para que encontremos nuevas razones cuando las cosas se compliquen y para que encontremos la pasión y la energía para aprender. Buscá esas respuestas dentro tuyo, conectá con tu deseo de facilitar y evolucionar y cuando lo logres volvé al consejo número 1.

Espero que estos consejos sean de ayuda! Que tengamos una gran semana de aprendizajes!

Cynthia Rubinstein
Facilito Experiencias de Aprendizaje. Design Thinking. Enciendo la chispa de la transformación.

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