Con Mario Biancardi y Belinda Montero

CORONA VIRUS: ¿QUIÉN SOY YO Y QUIEN ERES TÚ?

Por Mario Biancardi

Soy un rey, con todo y corona, pero no tengo cuerpo ni tampoco alma.

Mi cuerpo no tiene ni una sola célula y mi alma… son unas instrucciones genéticas.

Entonces utilizo tus células, que es en donde puedo vivir y me reproduzco hasta cien mil veces, en cada una de ellas como las vaya encontrando para alojarme.

Además, y fundamental: tomo prestada tu alma para cumplir mi misión.

No obstante mi microscópica pequeñez soy un rey muy muy poderoso. Me muevo libremente por todo el planeta, fíjate en cuán poco tiempo he puesto en jaque a gobiernos y estados y hasta a la economía mundial. Y, además, dejando un número considerable de enfermos y decesos.

¿Pero sabes cómo lo hago?

Sabiendo como eres tú.

Biológicamente, lo hago mediante unas pequeñísimas gotas de tu saliva o mucosidad que tú mismo esparces sobre otros y cualquier superficies que te rodee, por donde te detienes o desplazas. Al toser, al estornudar o, simplemente, con tu saludo por medio de tus manos, besos y abrazos. Ah y por supuesto… a tus seres más queridos y amigos, que están cerca de tí.

Lo más importante: utilizo tu alma.

De ella utilizo dos cosas, primero tu EGOÍSMO para que al no importarte los demás, ni siquiera tus seres queridos, hagas bien el trabajo biológico de esparcirme por todas partes. También me encanta cuando vas al súper y adquieres muchísimo más de lo que realmente necesitas acaparando y, en consecuencia, dejando en estado de vulnerabilidad al que no pudo llegar antes y no encontrará sus suministros.

En segundo lugar, necesito tu ARROGANCIA para que te sigas creyendo invulnerable y todo poderoso:

¡A mí no me va a dar eso!
¡Yo puedo salir y reunirme con quien quiera!
¡Ni hablar de la movida!
¡Que viejos tan fastidiosos y aburridos!”

¡Bravo!

Infinitamente agradecido por tu ayuda. Sin ti, de verdad, no lo podría hacer.

Si no te lo habían dicho antes, te cuento que utilizo estrategias muy efectivas para lograr mi objetivo.

Tengo unos excelentes camuflajes:

  • Soy invisible, por lo que puedo estar en cualquier parte sin que nadie note mi presencia.
  • Puedo sobrevivir mucho tiempo en las superficies donde me arrojas, así continúo contagiando hasta mucho después de que tú me hiciste el inmenso favor de llevarme.
  • Para los jóvenes y niños soy casi inocuo o con muy leves síntomas, así nadie sospecha que me están transportando.,
  • Tardo hasta 14 días en manifestarme pero soy contagioso a los pocos días de que me adquiriste, y así me paseas sin mayores inconvenientes.

¿Te has puesto a pensar quienes son mis mayores víctimas?

Tus viejos. Tus padres y abuelos. Ellos son más maduros y consientes que tú y son lo que pudiéramos llamar, utilizando tus palabras, unos “influencers” que tratarán de convencerte y a veces hasta obligarte a que me combatas quedándote en casa y manteniendo las normas higiénicas en mi contra.

Por eso, al igual que a todos los que de alguna forma me combaten como también lo hacen los médicos y todos los trabajadores del sistema sanitario, los castigo con una muerte terrible, por asfixia y absolutamente solos, sin que su familia y seres queridos los puedan siquiera acompañar en ese trance ni a su última morada.

Ahora ¿quién eres tú, que ya sabes quién soy yo?

Tú el que mediante el EGOÍSMO y ARROGANCIA me permites realizar mi terrible e implacable misión.

Si tú no fueras así yo ya no existiría.

No me juzgues, yo soy una instrucción, no tengo voluntad propia ni conciencia como tu.

Entonces, ¿quién es peor? ¿Tú o yo?

Te lo pido por favor: no seas solidario con el mundo. Si por AMOR al prójimo, TE QUEDAS EN CASA,
¡me matas!

El Coronavirus.

Post relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Únete a mi canal de Telegram

«Despega con Andreina» y obtén beneficios exclusivos: