¡CUIDADO! EL CONSUMO EXCESIVO DE POSITIVISMO PUEDE SER DAÑINO PARA TU SALUD

A este fenómeno de la exaltación de lo virtuoso y positivo del ser humano y sus capacidades, le pude poner nombre al escuchar la distinción de EXCESO DE POSITIVISMO por parte del brillante filósofo sur coreano Byung Chul Han.

El que lo puedas mirar y distinguir, probablemente genere un alivio y te permita no sucumbir a esta tendencia social que para mí tiene como mensaje central:  “Si yo pude, tú también puedes”.

Justamente, nos convertimos en una sociedad agotada con tendencia a la depresión y ansiedad, por la presión abrumadora de formar parte del grupo de personas exitosas con vidas idealizadas, que se convierten en referentes.

Las redes sociales desbordadas en mensajes positivos, dejan poco espacio para las respuestas emocionales más incómodas como la tristeza, el miedo y la ansiedad, generando una espiral tóxica en esos seres humanos que se invalidan  y cuestionan por sentir estas emociones y no pertenecer al selecto grupo de famosos, ricos o expertos.

Cuando hablo de mi propuesta de “Éxito Sin Sufrimiento”, promuevo un camino, en donde se legitimen y reconozcan las emociones que nos hacen vulnerables. Creo que el sufrimiento viene de enmascararlas y rechazarlas al considerarlas inapropiadas  e incongruentes con los parámetros dictados socialmente. Asumirlas como parte del viaje de la vida, significa recurrir a fortalezas internas para enfrentar los desafíos y los fracasos.

En mi experiencia cotidiana, cuando decido compartir en redes sociales mis días grises, confieso que    cuestiono si me expuse innecesariamente.  Puedo elegir no exhibirlos; lo que no puedo es mostrar una tristeza o ansiedad sonriente. Lo hago como un acto de honestidad frente a quienes como coach me perciben en una postura generalmente positiva, enérgica o motivadora. Y te digo “está bien, no estar bien”.

Lo asocio también a uno de los aprendizajes más importante que obtuve de mi maestro del coaching, Rafael Echeverría, cuando le escuché decir: El coaching se hace desde la herida, y todos las tenemos.

Cuando te sientes triste o bajoneado(a) como dicen mis hijos, hace una diferencia escuchar un “está bien que llores” a un “Sé positivo y vibra alto”. Yo busco generalmente a esas personas que no siempre están bien y pueden entenderme. Aquellas que hablan desde el corazón roto para vivir la caída y luego levantarse. Esos que me consuelan con razones de la mente, no serían mis confidentes.

No hay empatía si no eres capaz de validar estas emociones en ti, para escucharlas con sensibilidad en otros.

Por ello, no nos puede extrañar el que tantas figuras públicas se desplomen confesando sus crisis existenciales al exigirse un bienestar sostenido y estándares de perfección, vitalidad  y alto desempeño.

Se supone, que estos seres excepcionales  son a toda prueba y no viven momentos malos. Dejemos de suponer y empecemos a preguntar un “¿Cómo estás?” mirando a los ojos y escuchando el corazón.

No eres negativo o pesimista cuando sientes que el mundo corre a mayor velocidad que tú, por no tener la fórmula mágica y rápida de la felicidad y/o la libertad financiera. No se trata de ser positivo o negativo, se trata simplemente de ser.

Al final, decido que mis contenidos y entregas sean guiadas por un propósito de vida superior al de una simple estrategia de imagen o venta. Elijo proyectar una identidad común y real sobre una extraordinaria y fingida.

Desde allí ratifico mi versión de éxito en mi etapa madura: “Ser desfachatadamente yo”.

 

Andreina Atencio

Coach de Coaches

Creadora de Tu Gran Despegue

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